25 de noviembre de 2010

25.11.10

La luz del sol se filtraba a través de las nubes llegando a mi rostro que miraba el horizonte.
Mis recuerdos entraban y salían en un torbellino que no dejaba un segundo una imagen en mi mente.
Miraba la estatua de un león que se reflejaba en el agua cuando todo se calmo dentro de mi y empecé a recordar con coherencia.
Aquel último domingo que había estado en el mismo lugar con unos sentimientos muy diferentes a los que en ese momento tenía. La nostalgia y la tristeza me invadieron, no es que pensará que lo de antes fuera mejor que lo que tenía ahora, simplemente echaba de menos esos días en los que como por arte de magia me convertía en princesa de un cuento que parecía estar escrito sólo para nosotras.
Una oleada de pensamientos vinieron a mi, tantos por qués que no tenían una respuesta invadían todo aquello que pudiera ser bonito haciéndome dudar de si alguna vez fue verdadera aquella historia o sólo fueron imaginaciones mías.
Callada mientras otros reían, cantaban o hablaban.
En mi mundo, o mejor dicho, en el que una vez fue mi mundo y ahora sabía que no volvería.
Dejé esos pensamientos a un lado y me concentré en mi presente porque era lo único que importaba.
Lo pasado no iba a volver y pensar en ello sólo llevaría a que la tristeza se instalará en mi corazón.

18 de noviembre de 2010

18.11.10

Complicado de explicar lo que siento tan adentro que ni siquiera quiere salir a pasear como tantos otros sentimientos hicieron ya.
Puede que sea que tengo miedo al fracaso o a que tú me hagas daño también puede ser miedo a quererte o simplemente a seguir adelante porque presiento como terminará todo.

No quiero mirarte porque sé lo que pasará, lo que sentiré;  pero no puedo evitar buscarte entre las sombras para poder adivinar si estás allí o tan solo son imaginaciones mías.

Vienes despacio esperando algo que yo no te puedo dar porque cuando estás cerca ni siquiera te puedo mirar.
Y no se que pensar para no tenerte mas dentro de mi y no quiero recordar ni tus gestos, ni tus miradas, ni tu sonrisa ni cada movimiento que me vuelve loca ni cada gesto que creo inesperado pero que tu ya has ensayado.






Lo escribí hace mucho tiempo... así que no os preocupéis.
Besos

14 de noviembre de 2010

16 años

¿Qué puedo decir?
Al escuchar de nuevo esa voz he recordado todo aquello que me hicieron sentir la primera vez que decidí oirles de verdad.
Hace ya mucho tiempo de eso. Han pasado muchos años. Pero el sentimiento aunque escondido sigue allí.
Por el camino se quedaron muchas amistades, aventuras y sueños a la luz de la luna.
Conciertos inolvidables, momentos únicos y sentimientos que tan sólo las personas que una vez han vivido todo lo que os digo comprenden.
Una mirada es como un cielo, una sonrisa es un regalo y una dedicatoria es sentirte única.
La vida pasa, hay cambios pero ciertas cosas nunca se olvidaran.
Hoy escuchando 16 años he recordado todo aquello...
aunque ahora es diferente ya no son cuatro sólo es uno... pero yo tampoco soy un grupo, también soy una.

"Me acuerdo y pienso en el tiempo que llavabamos sin vernos...."


Quizá demasiado y puede que esa parte de mi muriera hace ya dos años....

8 de noviembre de 2010

8.11.10

Gema estaba preparandose para uno de sus días más importantes, iba a verles de nuevo. Su corazón latía con fuerza, no podía dejar de sentir esa ilusión, ese sentimiento que tan feliz le hacia.
Había algo en aquella historia que la hacia diferente a todas las demás.
Su música era especial; el concierto empezaría dentro de unos horas, Gema se estaba arreglando mientras canturreaba sus canciones dibujandose una estúpida sonrisa en la cara.
Llego la hora del concierto, sus miradas se cruzaban. Había guiños especiales sólo para ella.
Gema disfrutaba de cada acorde, y entonces empezó a sonar su canción.
Y su mirada se intensificó en ese momento, él solo la miraba a ella. 
El resto del mundo no importaba, eran ellos dos solos. 
Su ritmo cardíaco aumentaba a la vez que la canción cogía fuerza.
Se sentía única, como si nada de aquello fuera real. 
Cada uno de sus gestos intensificados en su mundo de baldosas amarillas, donde cualquier cosa podría pasar.
Al finalizar el concierto, Gema se acerco a ellos, charlaron durante un rato.
Después se marcharon por el bar y mientras hacían caso al resto de las chicas, ella se tomaba un refresco.
De repente una mano le cogio de la cintura y le acerco lentamente, allí estaba él. Su sonrisa perfecta, sus ojos marrones, su pelo rebelde que nunca conseguiría domar, su voz que la volvía loca.
Se miraron, sonrieron. Él le retiró un mechón de pelo dulcemente. 
Gema estaba tan sorprendida de tenerlo tan cerca, de hablar de cosas tan importantes sin que nadie más les molestará, todo lo que sentía por él se magnificaba aunque ella pensaba que no era amor. Tan sólo amistad.
La noche mágica pasó y todo se acabo, como en un cuento de hadas aunque esta vez el final no era feliz.
Y entonces ella se dio cuenta de lo importante que él en su vida.
De que lo amaba.
Pasaron los días, los meses, los años... y aunque le dolía sabía que todo ya había terminado.
A Gema aún le quedaba la ilusión de econtrarselos un día y que hubiera una explicación para todo ese silencio aunque sabía que no debería darles ni una oportunidad; habían sido tan importantes en su vida que no podría despreciarlos aunque sabía que a la larga eso era malo para ella, que su corazón volvería a sufrir. Que sus noches se convertirían en una gran tristeza mientras les recordaba.
Aún así un día, él le sorprendió y le mando un mensaje que para ella significo esperanza aunque en realidad no era más que otro engaño.
Y recordó todas las noches vividas, todas las palabras dichas, todos los gestos recibidos, todas esos momentos que sólo le pertenecían a ella, pensado que era mentira decidió odiarle aunque su corazón siguiese recordando con amor.
Y así Gema intentó olvidarle, olvidarlos a todos ellos.
Con tristeza, sin prisa y con la mirada puesta en el futuro en el cual ninguno de ellos estaba.



7 de noviembre de 2010

Caleb

Habían pasado muchas cosas desde la última vez. Demasiadas. Ahora caminaba sola y en el silencio de la noche solo se oían sus pasos. Tenía una misión, un destino que no podía ignorar aunque hasta ese momento lo hubiera intentado. Sólo había dos opciones; su vida o la de él.
Después de largas semanas meditando lo que era mejor, había tomado una decisión. La única que podía tomar y era salvarse.
Sabía y entendía perfectamente que todo hasta ese momento había sido un engaño. Mentiras y más mentiras. 
Se sentía engañado y por lo tanto, estaba muy enfadado.
Entró en el apartamento sin ningún problema, seguramente aún no habría llegado a casa. Estaría ligando con alguna chica, pobre de ella, no sabía cual sería su final. La muerte.
Y en parte lo hacia por alimentarse pero matar a aquellas chicas era todo un ritual para él. Había algo mistico que nadie comprendía. 
Se sento a esperarlo en el sofá, estaba tranquilo. Esa noche era el final para uno de los dos.
Al cabo de unas horas, se abrio la puerta.


- Hola Caleb. No te esparaba- dijo una voz.


Caleb prefirió quedarse callado, era la mejor opción. 


- Creo que has invadido mi espacio personal- sonrió sarcásticamente- No importa. ¿A qué has venido?


- Ariel, ya lo sabes


- ¡Oh, Caleb! Pensaba que no serías tú. Me duele tener que matarte.


- ¿En serio? No te creo. Para que te doliera tendrías que tener sentimientos y los demonios no lo tienen.


Ariel se acercó rápidamente a él, se detuvo a unos centimetros. Sus ojos negros se clavaban en los ojos azules de Caleb.


- Me caes simpático. Eres fuerte, juntos podríamos alcanzar grandes metas. Seríamos invencibles. Con tu poder y el mío llegaríamos a dominar el mundo- volvión a sonreir- Piensalo Caleb, solos tú y yo. No tendrías que aceptar más ordenes que no entiendes ni hacer nada que no quisieras.


- Eres un asesino, Ariel


- ¿Yo? ¿Y vosotros? Matais a todos los que no son de vuestra especie. Hombros lobos, vampiros, demonios.... Dime, acaso crees que eres diferente a mi. 


- Sólo mantenemos el mundo a salvo de los peligros. Protegemos vidas de personas inocentes. 


- Caleb, amigo mío. Matais por gusto. Yo mato por necesidad. Necesito la sangre y el corazón de esas chicas para poder vivir.


- Ariel...


Y en ese momento todo paso muy rápido. Caleb cogió su espada y ataco directamente a Ariel mientras este de un salto estaba en el alféizar de la ventana. Había sido veloz. 
Y entonces saltó desplegando sus alas negras.


- Caleb, piensalo y cuando tengas una respuesta ven a buscarme. Será el día que sellarás tu destino. Tu muerte o una vida eterna junto a mi- dijo mientras se alejaba

6-11-10

No sé que decir, podría escribir algo sobre el amor o sobre seres fantásticos pero no tengo inspiración. Últimamente mi pensamiento vaga por rincones lejanos que no tendría que desenterrar porque sé que a la larga me hará daño. El por qué no lo entiendo. Tal vez sea hora de enfrentar mis miedos y ver que hay detrás de toda aquella historia que un día sin saber muy bien por qué decide ignorar, olvidar pensando que era lo mejor. Qué equivocada que estaba. Aunque ahora ya no hay marcha atrás.
Por otro lado, llevo unos días con ciertas sensaciones extrañas. Y durante algunas horas en mi cara se dibuja una sonrisa estúpida. Pero sé que está vez no me tengo que dejar llevar o todo será como siempre y eso no lleva a ninguna parte.
También está que echo de menos a una persona que tal vez no sea importante en mi vida pero si necesaria pero sé que de momento tengo que dejar las cosas como están. Porque tengo miedo a hacer algo tan estúpido que me ponga en evidencia o porque sé que no merece la pena.
Creo que todo lo que hoy escribo no tiene mucho sentido, pero necesitaba escribir algo que me hiciera sentir mejor.
Sacar todo aquello que tengo adentro para poder respirar con tranquilidad.
Y ahora me voy a la cama.
A soñar con una sonrisa que hace que sienta mariposas.
Un beso a todo al mundo y que tengáis un bueno domingo.

1 de noviembre de 2010

Sueños

Sueño, siempre es el mismo sueño. Y cada vez es más creíble. Tengo mucho miedo.
Corro por unos túneles que están muy oscuros. Alguien o mejor dicho algo me persigue. Sé que si paro o me caigo será mi perdición. Moriré.
Me falta el aliento, el corazón me va a cien por hora pero sigo corriendo. Concentrándome en escapar.
Y de repente enfrente de mi se abren dos caminos.
Me paro aunque sólo durante un par de segundos, los únicos que me puedo permitir, y me debato entre seguir por la izquierda o por la derecha.
Mi instinto me dice que vaya por el túnel de la derecha pero sin saber por qué voy por el otro.
Sigo corriendo, mis pies avanzan sin que nadie les indique el camino y justo el momento en que veo una luz al fondo escucho un ruido cercano. Y delante mío aparece él.
No puedo recordar su rostro. Sólo recuerdo su voz y su sonrisa.

- Ven a mi- me dice- Me perteneces. Te queda poco tiempo. Iré a por ti el día señalado. Tu vida es mía.

Y me despierto. Empapada en sudor. Sabiendo que no es una simple pesadilla aunque no consigo comprender quién ni que quiere. Sólo sé que no es lo mismo que me persigue. Y que les tengo miedo. A los dos.
Y ya no me puedo dormir en lo que resta de noche por temor a volver a soñar lo mismo.