1 de octubre de 2010

01.10.10

Nada queda, ni la alegría del principio ni la tristeza del adiós.
No quiero un perdón, no quiero oír tu voz.
Si pudiera ni tan siquiera te recordaría.
Pero si volverías te escucharía por los momentos vividos, por los recuerdos guardados.
Por haberme hecho sentirme durante un año la niña más especial del mundo.
Por ser tú.

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