28 de octubre de 2010

28.10.10

Oscuridad, sólo eso.
Cerré los ojos durante más de un minuto esperando ver luz pero no fue así.
Al abrirlos todo seguía tan negro como hacia unos instante. ¿Dónde estaba? No lo sabía. Era complicado deducirlo porque en esos momentos era incapaz de recordar las últimas horas de mi vida. Me moví un poco, parecía el maletero de un coche. ¿Qué me había pasado?
Escuche un ruido a los lejos. Alguien se acercaba. Mi corazón se aceleró. Tenía miedo. Cerré los ojos justo cuando escuchaba como alguien abría el maletero. Me cogieron en brazos y me llevaron durante unos pocos metros hasta que me dejaron en el suelo. Estaba húmedo. Y de repente, en el silencio de la noche escuché su voz.

- Bienvenida.

No contesté.  Mi respiración junto con mi pulso se volvieron a acelerar. Esa voz, la que se repetía en mis sueños constantemente. Abrí los ojos despacio, estaba temblando aunque no era de miedo. Hacia mucho frío.
Allí había un hombre aunque no podía verle bien la cara pero sabía quién era. Él, el príncipe de la oscuridad. Vampiro que no dejaba con vida a ningún humano que lo viera.

- Hola preciosa. ¿Sabes quién soy?- sonrió mientras me miraba con deseo, aunque sabía lo que realmente deseaba.

Tardé unos segundos en reaccionar y unos pocos más en conseguir que me saliera la voz para poder responderle, aunque el resultado fue pésimo con un hilo de voz apenas audible conseguí contestarle un simple sí.

- Muy bien princesa. Aquí me tienes y aunque pienses que soy otra vez uno de tus sueños, soy muy real. Tú me has deseado y ya sabes lo que dicen, ten cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad.

- No te desee...- mentí en un último intento de salvar mi vida porque sabía que era el final - No...

- Calla. No soporto las mentiras. Querías verme, conocerme, sentirme. Muy bien, aquí me tienes. Alguna pregunta antes de morir- dijo acercándose y mostrando sus colmillos.

- No

Y sin darme cuenta lo tenía encima, sus colmillos blancos como mármol se clavaban en mi cuello. Noté la succión y el placer que le producía, estaba en éxtasis. Me fui debilitando poco a poco. Sintiendo como mi vida se evaporaba y aunque la gente suele decir que cuando estás apunto de morir tu vida pasa por delante, ese no era mi caso. En mi último suspiro recordé mi niñez, durante un segundo, antes de que mi corazón dejara de latir. Muriendo en brazos del vampiro.

4 comentarios:

  1. Asi me gusta! Vampiros asesinos, como en los viejos tiempos. Que emocionante!! Aunque la prota no nos ha durado ni un telediario jajajaja. Pero te conozco y se que eres una sentimental, asi que seguro que la resucitas :P

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  2. Lo soy, pero en este caso no ... que no hay amor, sólo sed de sangre y yo no soy L.J Smith y de momento los muertos son muertos... :P

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  3. Eso es porque eres una vaga y no te apetece pensar mas!

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  4. Me gusta mucho! Pero... vampiros? Demasiado típico (sobre todo en estos tiempos)
    Innova! Pero me gusta cómo lo has escrito.

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