8 de noviembre de 2010

8.11.10

Gema estaba preparandose para uno de sus días más importantes, iba a verles de nuevo. Su corazón latía con fuerza, no podía dejar de sentir esa ilusión, ese sentimiento que tan feliz le hacia.
Había algo en aquella historia que la hacia diferente a todas las demás.
Su música era especial; el concierto empezaría dentro de unos horas, Gema se estaba arreglando mientras canturreaba sus canciones dibujandose una estúpida sonrisa en la cara.
Llego la hora del concierto, sus miradas se cruzaban. Había guiños especiales sólo para ella.
Gema disfrutaba de cada acorde, y entonces empezó a sonar su canción.
Y su mirada se intensificó en ese momento, él solo la miraba a ella. 
El resto del mundo no importaba, eran ellos dos solos. 
Su ritmo cardíaco aumentaba a la vez que la canción cogía fuerza.
Se sentía única, como si nada de aquello fuera real. 
Cada uno de sus gestos intensificados en su mundo de baldosas amarillas, donde cualquier cosa podría pasar.
Al finalizar el concierto, Gema se acerco a ellos, charlaron durante un rato.
Después se marcharon por el bar y mientras hacían caso al resto de las chicas, ella se tomaba un refresco.
De repente una mano le cogio de la cintura y le acerco lentamente, allí estaba él. Su sonrisa perfecta, sus ojos marrones, su pelo rebelde que nunca conseguiría domar, su voz que la volvía loca.
Se miraron, sonrieron. Él le retiró un mechón de pelo dulcemente. 
Gema estaba tan sorprendida de tenerlo tan cerca, de hablar de cosas tan importantes sin que nadie más les molestará, todo lo que sentía por él se magnificaba aunque ella pensaba que no era amor. Tan sólo amistad.
La noche mágica pasó y todo se acabo, como en un cuento de hadas aunque esta vez el final no era feliz.
Y entonces ella se dio cuenta de lo importante que él en su vida.
De que lo amaba.
Pasaron los días, los meses, los años... y aunque le dolía sabía que todo ya había terminado.
A Gema aún le quedaba la ilusión de econtrarselos un día y que hubiera una explicación para todo ese silencio aunque sabía que no debería darles ni una oportunidad; habían sido tan importantes en su vida que no podría despreciarlos aunque sabía que a la larga eso era malo para ella, que su corazón volvería a sufrir. Que sus noches se convertirían en una gran tristeza mientras les recordaba.
Aún así un día, él le sorprendió y le mando un mensaje que para ella significo esperanza aunque en realidad no era más que otro engaño.
Y recordó todas las noches vividas, todas las palabras dichas, todos los gestos recibidos, todas esos momentos que sólo le pertenecían a ella, pensado que era mentira decidió odiarle aunque su corazón siguiese recordando con amor.
Y así Gema intentó olvidarle, olvidarlos a todos ellos.
Con tristeza, sin prisa y con la mirada puesta en el futuro en el cual ninguno de ellos estaba.



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