No se escucha ni la música, ni los gritos, ni los llantos.
Ahora todo está en paz.
Quiero olvidar las palabras que me dijiste, que hirieron mi alma, que me atormentaron.
Pero es imposible.
Resuenan en mi cabeza una y otra vez en este silencio.
Lágrimas que caen por mis mejillas.
Saladas al sabor, amargas en realidad.
No hay nada más que el olvido para volver a empezar.
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