2 de agosto de 2010

2.08.10

Estaba sentada al lado del teléfono esperando a que sonará. Llevaba horas así, sabía que era estúpido estar alli. Probablemente tendría miles de cosas por hacer pero era incapaz de concentrarse en otra cosa. No podía dejar de pensar en él y eso la estaba matando. Se pasaba horas y horas buscando la causa de su tardanza, había pensado incluso en ser ella la que llamará pero había algo en su interior que le obligaba a ser paciente,a esperar.
Tardo un segundo más en levantarse mientras miraba el aparato con impaciencia. 
Debía hacer algo y mantener su mente ocupada.
Salió del salón y se dirigió hacia su habitación, encendió el ordenador y le dio a su reproductor de música, puso una canción de Muse, uno de sus grupos favoritos.
A lo lejos escucho el timbre del teléfono. Lo cogió.
- ¿Diga?
- ¿Está Lea?
Se le paró el corazón por un segundo, era su voz, la que llevaba tanto tiempo esperando escuchar. Tardó un tiempo en tranquilizarse y volvió a hablar.
- Sí, soy yo.
- Hola, soy Adán. Perdona por tardar en llamarte pero es que me han surgido mil cosas. ¿Te apetecería tomar algo esta tarde?
Lea se quedo callada, deseaba verle pero ...
- ¿Lea? Sino puedes no pasa nada, podemos quedar cualquier otro día.
- No, está tarde me viene bien.
- Entonces a las siete en el Coyote.
- Vale, alli nos vemos.



1 comentario:

  1. Jajaja.
    Estos hombres... cuánto se hacen de rogar.
    Y nosotras qué tontas somos de esperarlos hasta que deciden dar señales de vida.
    Tendríamos que coger el toro por los cuernos!
    O en su defecto, el teléfono y marcar nosotras ;)
    Muaks!!

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