18 de junio de 2010

Por qué siempre le pasaba lo mismo. Sabía que no tenía que creer ni una sóla de sus palabras pero allí estaba otra vez, en medio de la nada esperando a verle.
Habían pasado varias semanas desde la última vez que tuvo noticias de él y se había jurado durante todo ese tiempo que no volvería a caer en su trampa, pero esa tarde cuando escucho su voz al otro lado del telefono no pudo evitar acudir a su encuentro.
Y ahora estaba total y absolutamente sola en una cafetería dónde sólo estaba ella y una camarera con cara de pocas amigas.ç
Su café era bastante malo y se limitaba a jugar con la cucharilla para que el tiempo pasará mas deprisa y su mente no empezará a divagar por mundos que sabían que no lo convenian.
De repente se escucho como se abría la puerta, levanto la cabeza de su taza y allí estaba él.
Su pelo negro le caía suavemente por la cara, se miraron durante unos segundos y supo que haría cualquier cosa que le pidiera.
Lo amaba como nunca antes había amado a nadie aún sabiendo que no era correspondido.
Él se acerco a su mesa y antes de sentarse toco su cuello sin que apenas se percibierá. A ella se le pusieron los pelos de punta, el contacto con su piel le hacia estremecer...


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