Y ahí estaba él, sus ojos verdes la miraban.
Ella se sorprendió de verle, sonrió timidamente.
Los dos se observaron durante unos segundos que parecieron eternos.
A pesar de todo lo que habían sufrido para estar juntos ese momento parecía sacado de cualquiera de sus sueños.
Ninguno se atrevía a dar el primero paso, como si eso, fuera a romper el hechizo creado.
Sus corazones latían con fuerza. Ambos pensaban que se les iba a salir del pecho.
Y de repente, él se acerco y le beso.
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